Cuando los niños de Claire Latané estaban todavía en el colegio, visitó un aula que no tenía ventanas. Las paredes estaban desnudas, sin ni siquiera un reloj, y los estudiantes estaban sentados en sus pupitres en filas e incómodas sillas de plástico.
A los cinco minutos, ya quería salir corriendo.
«Pensé que iba a explotar» comenta la profesora en arquitectura paisajística en la Universidad Politécnica del Estado de California en Pomona. «Los niños estaban siendo enseñados en un tipo de entorno apagado que no tenía nada que ver con sus hogares ni tan siquiera con lugares de trabajo».
El impacto del entorno físico en el estado de ánimo y los niveles de participación y concentración está bien documentado. Latané, autora de Colegios que sanan: diseñar con la salud mental en mente, cita que existen extensas investigaciones que indican cómo los entornos pueden afectar al bienestar de los niños.
Un estudio de institutos sugiere que las vistas en aulas y cafeterías escolares con mayor cantidad de árboles y arbustos están vinculadas a mejores notas en los exámenes. Otro estudio descubrió resultados similares.
«Estudiantes de todas las edades se muestran más tranquilos, amables y creativos en contextos escolares con mucha naturaleza» comenta Latané. «No es solo el exterior lo importante, aunque sea un espacio que puede ser más fácil de cambiar, sino también el interior».
Mike Alete, responsable del diseño de campus en Nord Anglia Education, está de acuerdo. Dice que un uso innovador del espacio y materiales cuidadosamente elegidos pueden reducir el estrés, promover la comunicación, la colaboración, la independencia y facilitar la transición a una educación superior y al mundo profesional.
El arquitecto ha ayudado a diseñar colegios nuevos, así como a reconfigurar los edificios existentes, por todo el mundo en entornos muy diferentes. ¿Su principal enfoque? Las necesidades del niño, comenta, incluyendo la seguridad, el bienestar, la creatividad y la inclusividad.
Algunas de las innovaciones incluyen estudios de aprendizaje que en vez de aulas tradicionales «cuadradas con un pasillo en el medio», son espacios que promueven las comunidades de aprendizaje e independencia, y diseños más fluidos que incorporan la naturaleza.
«Puede que los niños necesiten a veces mirar hacia delante pero, ¿podemos organizarlo de manera flexible que permita el trabajo en grupo?» pregunta. «¿Podemos crear unas instalaciones que permitan al ayudante del profesor trabajar con un grupo más pequeño próximo pero con su propio espacio, en vez de mantenerlos apartados en una esquina? ¿El pasillo tiene que ser estrecho o lo podemos hacer un poco más amplio para permitir espacios de trabajo y socialización? ¿Podemos traer el exterior dentro, con luz y materiales verdes y naturales?»
La respuesta es un rotundo sí.
«Sabemos que un entorno oscuro donde nunca se ve la naturaleza afecta a tu estado de ánimo y motivación», comenta Frances Morton, directora en Northbridge International School en Camboya. «Nuestros jardines son realmente impresionantes y poco comunes en la polvorienta Phnom Penh, donde no hay muchas zonas verdes», añade.
Todas las aulas de la planta baja dan al exuberante y verde campus de media hectárea, y los pisos superiores se abren a terrazas cubiertas. Las áreas de juego con materiales naturales y sensoriales son una prolongación del aula para las clases de educación infantil y primaria. Los toldos de tejidos naturales instalados hace poco protegen a los niños del sol.
La renovación que está en marcha en los edificios de la escuela tiene como objetivo hacer que el interior sea igualmente acogedor. Los suelos de linóleo estilo años 70 han sido sustituidos por maderas de tonos claros que aportan luminosidad. El nuevo mobiliario modular puede ser configurado para diferentes actividades. Las sillas duras han dado paso a asientos que incorporan flexibilidad y movimiento.
Los diseñadores y directores de los colegios colaboran para hacer que los espacios sean inclusivos a la vez que bellos. Las mesas altas con taburetes facilitan que aquellos estudiantes con dificultades para quedarse sentados puedan trabajar de pie. La nueva insonorización de las paredes para mejorar la acústica sirve también como tablón de anuncios, mientras que los muebles de madera natural hacen que las aulas parezcan más luminosas y limpias.
«Al final, lo que queremos es que los niños se concentren, aunque cada vez sea más difícil debido al estilo de vida moderno», dice Morton. «Si puedes trabajar en sus entornos de aprendizaje y convertirlos en lugares realmente acogedores, cautivarás a más estudiantes».
La Dr.ª Helen Bunn, directora del programa de psicología educativa e infantil de la Universidad de East London y presidenta de una división de la Sociedad Británica de Psicología, dice que si bien la sobreestimulación puede obstaculizar el aprendizaje, también puede ocurrir lo contrario.
«La subestimulación es un riesgo» comenta. «La falta de ventanas resulta claustrofóbica, vistas a carreteras con mucho tráfico no son tan eficaces como unas vistas a la naturaleza, una buena calidad del aire ayuda a la concentración y el movimiento es necesario para el bienestar. Se aconseja a los trabajadores que no se sienten en la misma postura más de 30 minutos pero, ¿qué pasa con los niños en los colegios?
Su recomendación es incorporar lugares donde los niños puedan relajarse. Igualmente importantes son los espacios sociales donde los jóvenes pueden estar con sus compañeros en un entorno menos estructurado.
Alete, director de diseño de Nord Anglia,equilibra conceptos como las «comunidades de aprendizaje» con ofrecer a los estudiantes formas de ser independientes a la vez que se sienten seguros en todo momento.
«Una puerta de cristal o una ventana interior permite que los profesores tengan conexión visual con espacios fuera del aula», comenta.
«Los profesores pueden ver a los estudiantes y saber que están bien, pero a través de una supervisión pasiva. Esto proporciona a los jóvenes más control y opciones sobre dónde y cómo quieren aprender».
Eton School, un colegio en expansión de Nord Anglia en Ciudad de México, ha adquirido un grupo de edificios aledaños y los está reformando. Ya se han finalizado las aulas para estudiantes de 15 a 18 años, y se continuará con una nueva escuela secundaria, un centro de infantil y un gimnasio cubierto.
En el nuevo edificio se han tirado los tabiques interiores y han sido sustituidos por paredes de cristal que proporcionan «líneas de visión» a un pasillo central que lleva a su vez a un atrio. Se han creado lugares de descanso, bañados por luz natural.
«En cada planta, donde hay una oficina o sala de reuniones, puedes ver todas las cosas maravillosas que están creando los niños» comenta el director del colegio, John Miller. «El espacio también crea unas expectativas diferentes sobre lo que representa aprender, más alineado con lo que nuestros jóvenes experimentarán cuando pasen a las universidades y lugares de trabajo». Sacar a los estudiantes de esas aulas cerradas y llevarlos a «comunidades de aprendizaje» fue la fuerza impulsora detrás de la creación de un centro de arte para estudiantes de secundaria y bachillerato en d’Overbroeck’s, un colegio de Nord Anglia en Oxford, Inglaterra.
Consiste en una planta abierta, organizada a modo de estudios con particiones, lo que permite a los estudiantes de diferentes niveles de estudio, y que están realizando diferentes cursos, como Bellas Artes y arquitectura, ver lo que están creando los demás.
«Ha expandido enormemente los horizontes de los estudiantes y les ha expuesto a muchas más opciones» dice el director artístico, Kamar Finn. «Ven a un compañero desarrollar algo y se dicen: "Guau, ¿eso lo puedo hacer yo también?"».
Cuando los artistas visitantes imparten talleres, los estudiantes los ven y les piden participar. Tener un estudio abierto anima a que los estudiantes sean ambiciosos con su trabajo. «Estamos viendo preciosas pinturas de dos por tres metros y estudiantes de gran talento salir de sus zonas de confort» añade Finn.
Para Alete, el ejemplo de d’Overbroeck's constituye la prueba de que un diseño concienzudo puede suponer una diferencia tangible y positiva en el aprendizaje.
«Un buen diseño enfocado en las necesidades del niño puede crear espacios en los que los estudiantes se muevan con mayor libertad a la vez que se sienten seguros y respaldados» comenta. «Y es genial ver la creatividad que perspira de esto».
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