Esta escuela funcionaba como un laboratorio que usaba diferentes escuelas como modelos. Como maestra en este programa, trabajé con modelos pedagógicos novedosos, basados en el idioma completo e inteligencias emocional y múltiples. Tuve que estudiar mucho, pero pude aplicar este conocimiento en mis clases. Empecé a trabajar allí y me sentía feliz y orgullosa; fue un sueño hecho realidad. Estuve enseñando en esta escuela durante 5 años y, a cambio, compartí mis conocimientos con otras personas en distintas escuelas.
Posteriormente, pasé a la Escuela María Auxiliadora. Esta fue una experiencia maravillosa, trabajando con las monjas en una escuela para niñas y muchachas. Por ese tiempo, me casé y tuve a mi hijo. Luego fue necesario elegir entre la vida personal y profesional. Me trasladé de San José a Guápiles, debido al trabajo de mi esposo, lo que fue una decisión muy difícil para mí. Ciertamente fue difícil decir adiós a una de las cosas más importantes en mi vida, la docencia. Pero la vida me llevó por otro sendero. Mi esposo murió y regresé a San José. Mi familia y yo necesitábamos tiempo para estar juntos, entonces empecé a estudiar para convertirme en terapista holística e instructora de yoga. Todo esto me ayudó a sentirme mejor y superar mi dolor.
Conforme transcurrió el tiempo, acogí de nuevo mis sueños antiguos; estaba estudiando para la maestría en psicopedagogía. Una amistad de informó sobre un puesto en CDS para docente en español y cinco años después, aquí estoy todavía, haciendo lo que más me ha gustado hacer siempre: enseñar.